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ABUSO SEXUAL INFANTIL Y ADOLESCENTE

Esther Morales León – Psicóloga Clínica –  www.esthermorales.cl

Los abusos sexuales a menores son actitudes y comportamientos, que realiza un adulto generalmente varón, para su propia satisfacción sexual, con una niña, niño o adolescente, empleando el abuso de confianza, la seducción, la manipulación emocional, hasta llegar a chantajes, engaños, amenazas, etc. y sólo en algunos casos, a la violencia física.

El abuso sexual es la realización de actos de connotación sexual, con un menor de edad, quien se encuentra imposibilitado de comprender o detener lo que está viviendo, donde lo más frecuente son : tocaciones o besos en los genitales, la simulación del acto sexual sin penetración, masturbación mutua, sexo oral, tomar fotos íntimas, hacerle ver o escuchar material pornográfico. La violación consiste en acceder carnalmente, por vía vaginal o anal, a un niño, niña o adolescente.

El abuso sexual a los niños se produce en todas las clases sociales y puede ocurrir en la familia, a manos de un padre/madre, un padrastro, hermano u otro pariente o fuera de la casa, por ejemplo, por un amigo, un vecino, la persona que lo cuida, un profesor o un desconocido. Cuando el abuso sexual ha ocurrido, el niño puede desarrollar una variedad de sentimientos, pensamientos y comportamientos negativos. El abuso sexual generalmente no es un suceso aislado, si no es descubierto por otra persona o denunciado por la víctima, puede ocurrir a lo largo de mucho tiempo y durar  meses o años.

Por tanto, se puede afirmar fehacientemente, que el abuso sexual infantil es una experiencia emocionalmente negativa, a veces traumática, que produce diversos trastornos psicológicos en las víctimas, los cuales pueden mantenerse inclusive a lo largo del desarrollo de su vida, perjudicando considerablemente su bienestar psicofísico.

En Chile, durante el mes de mayo, 2016 se realizó el  lanzamiento del primer Observatorio de Abuso Sexual infantil y Adolescente, plataforma digital que recopila datos, cifras y antecedentes sobre este fenómeno a nivel nacional.  Un primer Informe reúne las bases de datos y antecedentes sobre abuso sexual infantil del SENAME, Servicio Médico Legal (SML), Ministerio Público, Carabineros, Subsecretaría de Prevención del Delito y Ministerio de Salud, abarcando el período enero a diciembre de 2014.
En éste se señala que llegan al Ministerio Público, casi 24 mil denuncias de abuso sexual, y 18 mil son contra niños, niñas y adolescentes, lamentablemente sólo un 10 % llega a tener una sentencia condenatoria. Sólo durante el año 2014,  un número de 9.263 niños ingresaron a programas de SENAME, por esta causa.

Según cifras de carabineros, el 62% de los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual según lugar del delito a nivel nacional, son abusados al interior de sus hogares, dato que contrasta con la creencia de sentido común que el hogar, es el lugar más seguro para la infancia. Muchos hombres ven facilitado el comportamiento abusivo esporádico, por efectos del alcohol y/ o las drogas, sin embargo en el caso de un abusador reiterado, que es un sujeto con una patología mental, se le puede percibir como una persona completamente normal y este aspecto le facilita la llegada a las víctimas, que pueden estar en su propia familia o en su entorno cercano. Muchos sujetos que son abusadores permanentes, fueron abusados en su infancia y nunca lo contaron, por lo cual no recibieron apoyo familiar ni tratamiento profesional, alguno.

Los síntomas más frecuentes del abuso sexual son : a veces, señales físicas, chupones, moretones, hematomas, dolor, picazón, infecciones o heridas e irritación en el área genital o anal y casi siempre, en el aspecto psicológico, se dan cambios de conducta, tales como : intranquilidad nocturna, pesadillas, cambios en el ritmo habitual de comer o ir al baño, rechazo a las caricias del sexo opuesto o de una persona en particular, decaimiento, pérdida de autoestima, tristeza, llantos repentinos, retraimiento, mentiras y robos, disminución del rendimiento escolar, conductas sexuales prematuras, agresividad, evidencias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías, lenguaje cargado de alusiones eróticas y en casos extremos, se puede llegar a autoagresión e intentos de suicidio.

Generalmente, cuando un niño es abusado, guarda silencio, porque no tiene edad suficiente para comprender lo que está sucediendo; no sabe expresar con palabras lo sucedido, conoce y quiere al que lo abusa, por lo tanto se siente atrapado entre dos aspectos : el afecto y la lealtad que siente hacia esa persona y la sensación de que las actividades sexuales son algo malo y sucio; también porque se siente culpable o ha sido persuadido o amenazado con hacerle daño tanto él, como un miembro querido de su familia para que no hable; puede sentir vergüenza o culpa si cree que ha provocado los hechos; porque piensa que nadie le va a creer o que va a ser castigado por eso y puede temer que sus padres se separen o la familia se desintegre, si se descubre el secreto.

En el caso de los adolescentes, la vergüenza y la culpa impiden que la víctima, le cuente a sus cercanos lo que está ocurriendo, por temor a represalias, desintegración familiar, o porque vive con el agresor, que puede ser el padre biológico, el padrastro o el conviviente de la madre, en caso de que éste hombre sea el sostenedor del hogar, muchas veces la madre se hace cómplice de este abuso, negándolo o culpando a su hija por ello, corriendo el riesgo de que esta situación termine, en un embarazo o un aborto.

Cuide a sus hijos, mantenga una buena relación afectiva y comunicacional con ellos, cuando los bañe revise su cuerpo, nunca los deje con extraños, ni al cuidado de un varón adulto, aunque sea cercano y de toda su confianza, frente a cualquier comportamiento extraño, consulte al pediatra o a psicólogos clínicos, especializados en el área infanto-juvenil.

El abuso se puede prevenir, educando a las familias y especialmente a los niños para que puedan “autoprotegerse”. El diálogo abierto, franco y responsable al interior del hogar es la principal herramienta de prevención. Se debe enseñar a los niños a conocer su propio cuerpo, educarlos para que se sientan con el derecho para rechazar enérgicamente e impedir que cualquier persona adulta o niño, conocido o desconocido, toque sus partes íntimas. Por otra parte, es aconsejable entregarles la confianza necesaria, para que sepan que no deben guardar “secretos”, sobre todo en el caso de que alguien trate de realizar algo indebido con sus órganos íntimos, aún cuando ese alguien sea cercano y querido.

Los delitos sexuales, debieran ser una prioridad de persecución criminal, debido al daño individual que provocan en las víctimas y al impacto en la familia y la sociedad que generan, especialmente cuando se mantiene la impunidad a través de los mecanismos de poder, que ejercen los agresores. Lamentablemente mucho abusos nunca llegar a ser denunciados y menos condenados,  de ahí la importancia de la prevención, la información a la ciudadanía, la educación sexual de niños y jóvenes tanto en la casa, como en el colegio.

Si usted recibe el relato espontáneo de un niño, niña o adolescente respecto del delito que sufrió: apóyelo y conténgalo. No lo culpe por lo sucedido, no reduzca ni fuerce el relato. Realice la denuncia y si hay violación, guarde la ropa sin lavar y entréguela a la policía o a la Fiscalía, según sea el lugar donde interponga la denuncia.

Si Ud. es padre o madre y se entera del abuso sexual de un hijo(a) : crea lo que el niño le dice y hágaselo saber, trate de conservar la calma y converse con el niño en un lugar privado, muestre control de sus emociones, no se desborde ya que agrava el hecho, no lo culpabilice de lo que pasó, al contrario manifiéstele lo valiente que es, al contar lo sucedido, exprésele que lo sigue queriendo igual y que la relación entre ustedes no ha cambiado, hágale saber lo importante que es no guardar el secreto y que necesita de otras personas para ayudarlo, busque ayuda profesional, el abuso sexual requiere un abordaje multimodal (médico, psicológico y legal).

La sociedad entera debe tomar conciencia de estos delitos y es nuestro deber denunciar cuando comprobamos que un hecho de estas características ha ocurrido o está ocurriendo, cualquier persona puede denunciar telefónicamente en forma anónima, o pedir ayuda a diferentes instituciones.

Para emergencias se recomienda llamar al 133 que atiende las 24 horas del día, acudir a Comisarías de Carabineros, Cuarteles de la PDI-(Policía de Investigaciones) o a las Fiscalías, que están distribuidas por todo el país.

Fono Carabineros 139, Fono PDI 134, Brigada de Delitos Sexuales (BRISEXME), fono 227081795

Para un atención más personalizada en Santiago, se puede acudir a la 35 Comisaría de  Delitos Sexuales, Av Italia 1100, Providencia.

 

 


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