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VIOLENCIA SEXUAL EN CHILE

Esther Morales L – Psicóloga Clínica

Artículo publicado en la Columna de Sexualidad – Revista Crónicas de Domingo – Diario El Mercurio

La violencia sexual existe desde que la cultura de dominio patriarcal se instaló en nuestro mundo, con su secuela de guerras, invasiones, torturas y abusos a la población civil. Aún en nuestros días las violaciones después de una guerra, son parte de los derechos que creen tener los vencedores sobre los vencidos, siendo sus principales víctimas, mujeres y niñas indefensas. Este horrible abuso a la dignidad de las personas, se sigue cometiendo en la complicidad del silencio de nuestra moderna sociedad, que se horroriza cada vez que aparece una noticia acerca de la violación a una mujer,  pero hace muy poco por prevenir, dar apoyo a las víctimas y castigar o rehabilitar a los victimarios.

El abuso o la violación sexual ocurre cuando una persona es forzada a tener contacto sexual en contra de su voluntad. El abuso sexual es un crimen de poder y violencia, no de pasión sexual; la motivación principal del asalto sexual es obtener poder y control sobre la otra persona. El violador busca satisfacer su agresividad y/o compensar sus sentimientos de inferioridad, humillando y degradando a su víctima. El 90% de las violaciones implican  amenazas de golpes o la utilización de la fuerza.

La mayoría de las víctimas de violación sexual son mujeres o niñas, pero niños y hombres también pueden ser violados. Cualquier persona puede ser víctima, no importa su raza, edad, situación social o económica. El violador puede ser alguien desconocido o conocido, el esposo, un amante, un amigo, o un miembro de la familia.

El 71% de las violaciones sexuales son planificadas y muchas ocurren en el hogar de la víctima. De un 60% a un 80% de todas las violaciones son llevadas a cabo por un conocido o un amigo. La víctima generalmente guarda silencio, siente vergüenza y culpa por lo sucedido y con eso facilita que el abuso se siga produciendo a veces por años.

Es un mito que las mujeres que se visten de una manera seductora están buscando que las violen sexualmente. Este pensamiento erróneo hace a la víctima responsable, acusándola de provocar la violación con su forma de vestir o sus acciones, en lugar de atribuir la responsabilidad al violador. Es irrelevante como se comporte o vista la persona, ya que el violador generalmente premedita su acción. Es absurdo pensar que alguien desee arriesgarse a contraer una enfermedad venérea, el Sida, sufrir daño físico, psicológico y en los casos más graves hasta la muerte.

En Chile cada 25 minutos se produce una violación sexual perpetrada por desconocidos o familiares de las víctimas, según un informe dado a conocer por la División de Seguridad Ciudadana de la Subsecretaría del Interior.

De acuerdo a la PDI, el delito más frecuente es el de abuso sexual contra niños y niñas menores de 14 años, el 2020 y 2021 aumentaron los casos y de acuerdo al género,  el 85 % son mujeres. Las estadísticas indican que en la mayoría de los casos, las violaciones son ejecutadas por personas conocidas de la víctima, mientras que en un un porcentaje mucho menor, es un desconocido quien protagoniza este delito.

Respecto a la proporción de casos denunciados, ésta fluctúa entre 20 y 25%, lo que significa que entre 75 y 80% de los ataques, son desconocidos por los carabineros o por la policía de investigaciones. Muchas víctimas adolescentes o adultas deciden no denunciar por miedo, vergüenza, y para evitar ser sometidas a exploraciones e interrogatorios vejatorios, que les provocan más angustia y daño.

Las agresiones sexuales ocurren con mayor frecuencia los fines de semana, desde la noche del viernes hasta la madrugada del lunes y en muchos casos el violador actúa bajo el efecto del alcohol y/o drogas. Expertos sostienen que los agresores sexuales buscan la oscuridad de la noche para no ser sorprendidos, así como la soledad de las calles y plazas.

En Chile se denuncian 4.500 delitos al año, de los cuales entre el 70 y 80% es cometido contra menores de edad. Debido a la falta de recursos y personal, impunidad es la palabra que define al 50% de los delitos sexuales que se cometen en el país, concluye un informe entregado por la Corte Suprema. El Instituto de Criminología de la Policía de Investigaciones reconoce que, debido a la falta de recursos, dejó de atender a una parte importante de víctimas de delitos sexuales (en su mayoría menores) y que tampoco se han realizado los peritajes solicitados por los Tribunales del Crimen y del Ministerio Público.

En Chile existen  23 Brigadas de delitos sexuales de la PDI,  el Cavas o Centro de Atención de Víctimas de Atentados Sexuales, que fue creado el año 1987, se preocupa de la reparación de las víctimas y en el marco de la implementación de la ley N° 21.057 se creó el Centro de Entrevista Investigativa Videograbada, con personal del  Ministerio de Justicia y Derechos humanos, para reducir los índices de victimización secundaria en los afectados por estos delitos.

La violación provoca serios daños psicológicos y los síntomas más frecuentes que presenta una víctima de abuso sexual son :

Ansiedad, llanto excesivo, aislamiento, sentimiento de pérdida de control en la vida,»flashbacks» o el hecho de experimentar de nuevo el asalto de manera mental, dificultad de concentración, pesadillas, sentimientos de culpa, percepción negativa de sí mismo, tristeza o depresión, miedo e inseguridad, pérdida de la libido y/o problemas sexuales.

La violación es una experiencia traumática, que requiere apoyo médico y psicológico inmediato. El Estado chileno debe invertir en crear Unidades Específicas de Salud encargadas de acoger y tratar a las víctimas y a sus familias, tanto en Santiago como en Regiones, así como también otorgar rehabilitación a los agresores; la cárcel es un castigo que dura sólo un tiempo y no contribuye a la recuperación de estos sujetos enfermos, que al salir vuelven a delinquir.


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