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SEXUALIDAD ADOLESCENTE

Esther Morales – Psicóloga Clínica Infanto-Juvenil y Educacional

La Adolescencia es el trayecto vital que recorremos entre nuestra infancia y la adultez y está marcado por grandes cambios que se inician en la pubertad, aproximadamente a los 11-12 años de edad. Esta etapa de caracteriza por la aparición de los caracteres sexuales secundarios, la menarquia o primera menstruación en las niñas, las primeras poluciones nocturnas en los varones, el nacimiento del deseo o pulsión sexual y el comienzo de la capacidad reproductiva .

Los cambios puberales tienen un origen de tipo biológico, ya que gracias a la interacción hipotálamo-hipófisis, comienzan producirse una gran cantidad de hormonas y la naturaleza otorga a mi juicio muy tempranamente la capacidad de reproducción, cuando aún no estamos ni siquiera mínimamente preparados para ser padres o madres. Socialmente, también es el tiempo de las primeras fiestas y aparecen los enamoramientos y pololeos. En general los adolescentes cuestionan el mundo adulto, son rebeldes, defienden fieramente su privacidad y autonomía y son especialmente intensos en lo referente a sus relaciones sociales y amorosas.

En el hogar los padres comienzan a controlar las salidas nocturnas, les señalan a sus hijos e hijas que deben «cuidarse», sin decirles «cómo» y en el colegio una enseñanza biologicista, pone el acento en el funcionamiento del aparato reproductor femenino y masculino y no en la sexualidad, que es un concepto multifactorial,  que incluye lo biológico y hormonal con importantes aspectos psicológicos, emocionales y sociales.

La paradoja es que a pesar de que pueden reproducirse, los jóvenes son aún inmaduros emocionalmente, dependen económicamente de sus padres, todavía no terminan el colegio y les falta mucho para el logro de una inserción social más plena. En este escenario, aparece el acto de masturbarse usando fantasías eróticas y las primeras relaciones sexuales, que como es sabido se inician cada vez más precozmente y conllevan una serie de riesgos, todos muy graves : infecciones de transmisión sexual (ITS), embarazo no deseado, aborto en condiciones de riesgo, y VIH-SIDA. Lo lamentable es que los adolescentes generalmente realizan sus primeros contactos sexuales, muchas veces son protección anticonceptiva, creyendo que algo así «no les va a pasar a ellos» y su única intención en el caso de las mujeres, es tener una pareja, sentirse querida, apoyada y en el caso de los hombres mostrar su virilidad y obtener un placer sexual intenso.

Como vemos, los peligros que enfrentan los adolescentes son vividos en condición de ignorancia, desinformación, desvalimiento y además sin tener la madurez para prevenirlos o evitarlos. Lamentablemente estadísticas de la OMS revelan que más del 50% de nuevos casos de VIH y dos tercios de ITS, ocurren en adolescentes.

En nuestro país, donde una buena educación sexual brilla por su ausencia en hogares y colegios, no existen políticas públicas en cuanto a salud sexual y reproductiva para este segmento poblacional , así como tampoco hay servicios de salud que entreguen a los jóvenes atención diferenciada, la consecuencia es que ellos quedan a la deriva, sin más recursos que los propios, recibiendo además un cruel castigo social, como en el caso de muchachas que por haber quedado embarazadas son culpabilizadas y agredidas por sus padres, echadas de colegios e incluso de sus hogares. Sabemos además que si dos adolescentes se casan presionados por sus padres debido a un embarazo, lo más probable es que ese matrimonio fracase tempranamente.

Lo inmoral no es que los jóvenes decidan tener relaciones sexuales antes de casarse, sino nuestro comportamiento como sociedad, frente a quienes esperan de nosotros, que como adultos responsables les entreguemos apoyo afectivo, comunicación, educación e información veraz y oportuna.

Existe evidencia científica de que proporcionar información y desarrollar habilidades relacionadas con la sexualidad y las relaciones humanas, ayuda a evitar problemas de salud tanto física como psicológica y contribuye a crear actitudes más maduras y responsables, en quienes enfrentan esta etapa de vida tan crucial, que los prepara para llegar a la adultez.


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