• Views 0

Esther Morales L.
Psicóloga Clínica y Educacional – CHILE
www.esthermorales.cl

A pesar de que somos individuos, estamos conectados con muchos seres, de una manera energética, invisible e intangible. En primer lugar con nuestra propia especie, miles de millones de humanos que habitaron, hoy habitan y habitarán nuestro planeta, en la dimensión espacio tiempo, del pasado, presente y futuro. Somos producto de los primeros habitantes de nuestro mundo y estamos en este momento de nuestra evolución como humanos, siendo una consecuencia de cambios que se han producido, a través de millones de años, en nuestro cuerpo, mente y espíritu.

En el vasto Universo, vivimos en un pequeño planeta, de un sistema solar, en la parte baja de una galaxia, como hay millones ; con seguridad existen mundos habitados por seres inteligentes, en diferentes momentos de evolución, creo que en un futuro no lejano, cuando estemos liberados del miedo infantil a una invasión extraterrestre, los conoceremos masivamente y podremos aprender de ellos, quienes son nuestros hermanos mayores.

En nuestra tierra, conviven personas marcadamente diferentes, unos aún viven en la edad de piedra y otros están en la era científica, tecnológica y espacial, pertenecemos a diferentes razas, países, gobiernos, religiones, credos, costumbres, nuestro reto es entender que a pesar de nuestras marcadas diferencias, habitamos el mismo hogar, nos debemos respeto y podemos mejorar las condiciones de pobreza, atraso y enfermedad de muchos, con inteligencia, compasión, colaboración y generosidad.

Tuve la suerte de asistir a la primera Cumbre Planetaria del Medio Ambiente, que se celebró en Río de Janeiro-Brasil el año 92, un evento que cambió nuestra conciencia, acerca de la forma como debemos cuidar a nuestro planeta azul y la “ECOLOGÍA” se transformó en una palabra clave, que implica los siguientes conceptos :  holístico, de integración, globalización, desarrollo sustentable, solidaridad intergeneracional, etc. Ahora sabemos que miles de millones de especies, especialmente del reino vegetal y animal, desde pequeñas plantas hasta arboles milenarios, desde pequeños insectos hasta las grandes ballenas, conviven con nosotros y forman la delicada red de la vida, todas ellas tienen derecho a existir para sí mismas y de habitar el mismo hogar, ya que son nuestra familia, nuestros hermanos menores.

Las divisiones geopolíticas de nuestro mundo, nos dividen en países, multirraciales y multiculturales, nacimos en una de esas parcelas o países y eso nos otorga una nacionalidad determinada, una identidad y por lo tanto también somos como una familia, con nuestros connacionales y tenemos muchas cosas en común. Las costumbres de los habitantes de las ciudades o pueblos son más parecidas y además tenemos mucho en común, con el grupo familiar al que pertenecemos, el cual determina además de nuestro apellido, aspectos fundamentales de nuestra vida, como el social, económico, educativo y cultural.

Si bien todos valoramos a la familia, como la célula de la sociedad y reconocemos su importancia en nuestra formación como personas, a través de los muchos años de vida, en que me he dedicado a ser terapeuta, he visto en una gran cantidad de personas, las marcas negativas que les ha dejado su familia, especialmente durante su infancia, etapa en la cual los padres tuvieron una directa responsabilidad, en la creación de daños psicológicos, por traumas, abandono afectivo, abusos sexuales, violencia, etc.

En el inconsciente colectivo, existe el mandato de que debemos amar sin condición a nuestra familia de origen, sin importar como cómo ésta sea y debo decirles que esto es un error. Somos responsables de nosotros mismos y de nuestra propia armonía y felicidad, en cuanto nos sea posible debemos poder sanar, muchas veces con ayuda terapéutica, las marcas que nos dejaron, especialmente quienes nos criaron. Las malas prácticas de crianza, provienen generalmente de personas que también fueron dañadas y que simplemente no pudieron hacerlo mejor, por lo tanto después de sanarnos, debemos ejercitar el perdón y la compasión.

En las sucesivas vidas que tiene nuestro espíritu, encarnamos con grupos de almas, que muchas veces integran nuestra familia : padres, hermanos, parejas, hijos, existen ataduras kármicas que viene de otras vidas, las cuales nos provocan en esta vida, dependencia, sufrimiento y dolor. Si aún estás atrapado en relaciones familiares de manipulación, abuso, maltrato, descalificación, agresión física y/o psicológica, el primer paso que debes dar, es asumir responsabilidad en tu autoprotección, luego debes poner distancia psicológica, hasta llegar incluso si es necesario, a un distanciamiento geográfico, alejándote para evitar esta influencia negativa. Posteriormente, debes buscar y seguir tu propio camino de sanación, a través de terapias, apoyo espiritual y despertando una facultad que tenemos todos los seres humanos, que es la capacidad de autosanación.

Cuando hemos decidido sanarnos, mi experiencia me indica que debemos seguir la siguiente progresión : primero hacer psicoterapia individual, que trabaje en la línea de tiempo del pasado en esta vida, en segundo lugar y si hay problemas marcados que no ceden con terapia, se debe hacer regresión a vidas pasadas, luego es recomendable hacer una terapia grupal, de constelaciones familiares, para resolver problemas de índole familiar y liberar ataduras con nuestros antepasados, que van pasando de generación en generación, donde las más importantes son : abandono, incesto, abuso sexual, alcoholismo, violencia intrafamiliar, enfermedades llamadas hereditarias, etc., evitando así que esta carga kármica, pase a nuestros descendientes. Estas tres intervenciones terapéuticas, no necesariamente deben hacerse seguidas, es mejor ir de a poco decantando y procesando, dejando pasar un tiempo razonable entre cada una, lo cual si alguien lo desea, no excluye realizar alguno de estas terapias, por separado.

El mejor regalo que te puedes hacer, a tí mismo (a), es un regalo de amor, compasión, mejor autoestima, fuerza y valor, siempre es posible estar mejor, siempre es posible liberarse de lo que hace daño, tú tienes derecho a ser más feliz.

EJERCICIO SUGERIDO 

Temprano en la mañana, permanece de pie en un habitación tranquila, cierra los ojos y respira pausada y profundamente, partículas de luz, que te van limpiando y descargando. Concéntrate en tu corazón, siente como late el órgano de la vida en tu pecho, comienzas a generar una energía de amor, compasión y perdón, eres el centro desde donde parte una gran malla energética, visualiza a tu alrededor círculos concéntricos, donde se ubican muchos seres, en el primer círculo se encuentra tu familia actual, les irradias toda la energía que sale de tu corazón. Luego haces lo mismo con el segundo círculo, donde está tu familia de origen, quienes están vivos en este momento, luego ubicas en el tercer círculo a quienes están ya fallecidos, y luego llevas toda esa energía amorosa a tus antepasados, honrándoles y agradeciéndoles por ser su descendiente.

Luego, sientes como esa energía amorosa y sanadora retorna a ti multiplicada y esa frecuencia puedes irradiarla al planeta, a sus mares, bosques, ríos, montañas, especies y al cosmos, además de un ser individual, planetario, eres también un ser cósmico, porque eres un habitante de esta vasto Universo, una partícula estelar.

 


Posted in: